Vives en un casa en la que desde hace años miras con pereza, sabes que necesita una mano de pintura … una gran gotera empieza a aparecer en el techo y suspiras … son las fiestas de tu barrio y una orquesta toca cada noche debajo de tu ventana, piensas que mala suerte … sales al balcón, gritas, maldices, y vuelves a gritar ….
¿Sabes que la orquesta no es un problema? la orquesta por la mañana no estará, ni dentro de una semana.
¿Qué pasa con las goteras de tu casa y la mano de pintura?
La mente busca atajos para no enfrentar los problemas reales, distrayendo los pensamientos en cosas en sí no problemáticas.
Usar el cerebro demasiado no nos hace más inteligentes, sino todo lo contrario.
Hemos crecido con la idea del cerebro como un músculo, qué cuanto mas lo ejercitas, mejor funciona.
Pues bien, la periodista científica Annie Murphy Paul, en su reciente libro «Mente extendida: el poder de pensar fuera del cerebro», nos demuestra que no es así, y que:
– El paradigma «usar el cerebro» no puede resolver los «desafíos sin precedentes de nuestra sociedad»
– Los movimientos de nuestras manos informan lo que estamos pensando y lo que estamos pensando se expresa en nuestras manos.
– En plena naturaleza, nuestro cerebro recibe más fácilmente los estímulos y simplifica los problemas
– Nunca hables en caliente, si debes decir algo que no te gusta a alguien, tomate un día para reflexionar, sino será un reproche.
– No tomes decisiones en momentos de crisis o tomadas emocionalmente. Desconectar emocionalmente hace que tomemos decisiones mas correctas.
– Comparte tus ideas, no puedes saberlo todo!, es una forma social de expandir nuestra capacidad mental.
– Imagina y recuérdalo. Apunta tus ideas en un cuaderno, pizarra o calendario, te ayudará a planificar mejor tus ideas.
Y sobre todo, no eres más inteligente por acumular más poder material, sino en saber utilizar y potenciar los recursos.